Alimentación y felicidad

Depresión, agotamiento, dolor de cabeza, gases o sensación de hinchazón… Estos síntomas puede ser tan solo la punta del iceberg de todo lo que guardas en tu interior. Y no son estados normales, te lo aseguro.

Los síntomas que reflejan la candidiasis es la forma que tiene tu cuerpo de comunicarte que algo no anda bien.

A la hora de hablar de candidiasis solemos asociarlo con personas que la padecen con unos síntomas muy claros, como irritación o molestias (muy molestas, por cierto) en las mucosas vaginales. Lo que muchas desconocen es que hay personas que sufren candidiasis de manera crónica, con síntomas “menos claros” que han terminado normalizando en su día a día. Hay un 65% de mujeres que padecen candidiasis crónica sin saberlo.

Por eso mismo, hoy quiero hablarte de lo que realmente es la candidiasis, qué es lo que te está tratando de decir y cómo puedes empezar a eliminarla.

¿Cómo descubrir si tienes candidiasis?

Empecemos por la teoría. La candidiasis es una infección que afecta al intestino delgado y que es causada por un hongo llamado Cándida Albicans. Este hongo está repartido por muchas partes del cuerpo y aunque por lo general nuestro organismo está diseñado para mantenerlo en equilibrio, la cándida puede alterarse y provocar la infección.

Pues bien, una de las primeras dudas que nos surgen a la hora de hablar de candidiasis como origen de un problema más profundo es saber si la tenemos o no.

Aunque la candidiasis comienza en primer lugar en los intestinos, las toxinas que libera en el torrente sanguíneo hace que pueda llegar a cualquier otro órgano o parte del cuerpo.

Lo normal es que se manifieste en lo que conocemos como la cavidad oral, en el tracto intestinal y en nosotras también aparece en la zona vaginal. También puede aparecer en las uñas, en la espalda o en cualquier otra zona del cuerpo.

Como te decía, en muchos casos hay evidencias claras de que tenemos candidiasis. Pero hay personas que, sin embargo, sufren de candidiasis crónica y no lo saben.

Estos son algunos de los síntomas propios de la candidiasis

 

    • Depresión, ansiedad y fatiga. Te sientes cansada aunque duermas lo suficiente.
    • Mente confusa o lenta, incluso tienes mucha dificultad para tomar decisiones.
    • Ansiedad por dulces y carbohidratos, con impulsos incontrolables por comerlos.
    • Dolor de cabeza, apatía y malestar general.
    • Problemas intestinales como gases, flatulencias, diarreas o estreñimiento.
    • Problemas estomacales como ardor o reflujos ácidos.
    • Sarpullidos en la piel, picores
    • Retención de líquidos.
    • Lengua blanca, seca y/o pastosa.
    • También infecciones frecuentes o crónicas como cistitis u otitis o sinusitis.
    • Olor corporal fuerte y desagradable, necesidad de ducharse o cambiarse la ropa continuamente
    • Flujos vaginales abundantes y de olor fuerte, a veces blanquecinos y pastosos.

 

Puede ser que lleves tiempo padeciendo alguno o muchos de estos síntomas y los hayas normalizado y “hecho tuyos”: te has resignado con que tu cuerpo es así y ya está.

Lo que no sabes es que detrás de esos síntomas hay un mensaje que no estás sabiendo descifrar. Simplemente, tu sistema flora bacteriana está desequilibrada y necesita de tu ayuda.

Para que puedas confirmar el diagnóstico de la candidiasis, puedes optar por varias opciones. Una de ellas es hacerte un análisis de sangre para ver tu nivel de eosinófilos. También puedes escoger hacerte un test de orina para ver el nivel de arabinosa, o cultivos microbiológicos para ver la presencia de levaduras.

Más allá de estas pruebas, también puedes observar e identificar los síntomas que te describía antes o probar con el test del vaso y la saliva que Andreas Moritz explica en su libro “Los secretos de la Salud”. 

Estás a tiempo de recuperar el equilibrio: 5 consejos para empezar a acabar con la candidiasis

La candidiasis no se soluciona sola. Tienes que hacer cambios si quieres volverla a equilibrar.

Hay muchas cosas que puedes hacer para recuperar el equilibrio. Puedes empezar probando estos 5 consejos para ver si sientes mejoría:

  1. Elimina de tu alimentación el azúcar refinado, las bebidas alcohólicas, las levaduras y el gluten. Además de aumentar los niveles de glucosa en sangre, la cándida se alimenta directamente de estos alimentos.
  2. Evita consumir peces de piscifactoría y carne no ecológica: los peces están llenos de mercurio y la carne llena de hormonas y medicamentos, lo que no favorece nada a tu sistema inmunológico.
  3. Evita usar antibióticos, ya que son los encargados de destruir tu flora intestinal (pero no la candidiasis). Tampoco son recomendables los anticonceptivos orales, ya que no son compatibles con un sistema inmune saludable.  
  4. Prueba a sustituir el agua del grifo por agua filtrada. El agua del grifo contiene cloro y flúor (entre otras muchísimas sustancias tóxicas), grandes enemigos de de la flora intestinal. 
  5. Incorpora antifúngicos naturales (como el ajo y el jengibre), probióticos que te ayuden a repoblar tu flora intestinal y refuerza tu sistema inmune con descanso y ejercicio moderado.

 

Sé perfectamente que hacer todo esto sola puede parecerte muy complicado. De hecho, estoy casi segura que al leer estos consejos no sepas escoger por cuál empezar. Además haciendo estos cambios puedes mejorar, pero para equilibrar la cándida es necesario un protocolo específico.

Este año es el primer año que voy a lanzar mi primer programa grupal anticándidas. Ya he acompañado a muchas mujeres con este programa en mis sesiones individuales, pero este año he decidido ayudar a muchas mujeres a la vez en este proceso, porque es el origen de muchas  enfermedades y síntomas crónicos que mejoran enormemente y pueden llegar a revertirse si equilibras este microbio que habita en nuestros intestinos.

Iremos juntas de la mano para que no camines sola y llegues más lejos en este camino.

Haz clic y mira todos los detalles de este programa grupal anticándidas.

Espero que este artículo te haya ayudado a entender que tu estado no es normal y que está en tus manos cambiarlo y volver a recuperar tu vitalidad y tu salud. 

Me encantará conocer tu caso: ¿has sufrido alguna vez candidiasis? ¿Te identificas con alguno de los síntomas?¿Quieres apuntarte al programa grupal?

 

Si estás pensando en cambiar tu alimentación, puede que una vocecita dentro de ti te diga que mejor esperes a después de vacaciones. 

 

Total, así podrás ir de exceso en exceso este verano sin remordimientos, y ya de cara al nuevo curso ponerle “solución”.

 

¿Sabes cómo se llama esto? Procrastinar. Y es el hábito que se ha cargado más sueños en este mundo.

 

Déjame decirte algo: si estás pensando en transformar tu estilo de vida, hoy es el mejor día para empezar los cambios que te harán sentir muchísimo mejor. 

 

Si tienes malas digestiones, hinchazón, sobrepeso, agotamiento, falta de energía y cero vitalidad, las vacaciones pueden ser el mejor momento para comenzar el cambio. 

 

¿No me crees? Sigue leyendo 🙂

 

¿Qué hay detrás de la procrastinación? 

 

La procrastinación es uno de los mayores enemigos de nuestras metas y de nuestros sueños. Todas la hemos experimentado alguna vez y muchas personas han literalmente pasado décadas de su preciosa y única vida “procrastinando” o aplazando los sueños que tenían desde la niñez. 

 

El primer paso para dejar atrás la procrastinación es detectar qué es lo que verdaderamente se esconde detrás de ella. Aquí tienes las 8 principales causas:

 

 

  • Pensamiento en el futuro: generalmente sobreestimamos la creatividad y la motivación que tendremos “mañana”: “empezaré la dieta tras las vacaciones”, “no puedo comer sano el día de mi cumpleaños, empezaré mañana”, “después de Navidad empezaré a comer mejor”. ¿Te resultan familiares estos argumentos? Pues son técnicas de procrastinación que se apoyan en la falsa creencia de que tendremos más motivación y estaremos más preparadas para hacer las cosas en un futuro más o menos cercano que ahora.
  • Dependencia en nuestro estado de ánimo: creemos que necesitamos tener un estado de ánimo adecuado para empezar un proyecto o idea y llevarla a cabo de forma exitosa: “estoy muy estresada en el trabajo ahora, no puedo pensar en comer bien”, “estoy de mal humor, no es un buen momento para empezar una dieta”. La realidad es que, si esperas a estar del humor “adecuado” para empezar a comer sano, es muy probable que, si alguna vez empiezas, lo dejes cuando tu estado de ánimo cambie.
  • Pensar en 2 dimensiones: esto ocurre cuando intentamos hacer frente a todo el objetivo de golpe: el principio, la parte de en medio y el final. Por ejemplo, considerar los 25 kilos que tenemos que perder como un paso único y grande. Si no descomponemos nuestro objetivo final en objetivos más pequeños y manejables e identificamos las acciones que hay que hacer inmediatamente, podemos caer en la procrastinación porque no tenemos prioridades. Por ejemplo, podemos descomponer nuestro objetivo de perder 25 kilos y comer limpio en: primera tarea, eliminar toda la comida basura y poco saludable de nuestra nevera y despensa. Este es un objetivo manejable y claro. Después de esto se puede crear una lista con 20-30 tareas manejables y hacerlas 1 a 1: dar un paseo de 30 minutos, hacer una ensalada, revisar en mi diario mis antiguas creencias limitantes…  
  • Perfeccionismo: el perfeccionismo no es bueno. La necesidad de hacerlo todo perfecto supone metas a veces inalcanzables y nos conducen a la procrastinación. El miedo a fallar y a cometer errores nos paraliza, así como el miedo a hacer el ridículo o decepcionar a alguien hace que las metas se pospongan en el tiempo pensando que cuando llegue la nueva ocasión lo intentaremos más duramente y así el ciclo empieza de nuevo. La creencia de o todo perfecto o nada es una de las más perjudiciales.
  • Miedo: el miedo genera procrastinación cuando esperamos que evitando algo que tenemos que hacer este proyecto desaparezca. Al final fallamos en conseguir las cosas porque al retrasarlo todo llega un momento que nos sentimos totalmente sobrepasados. Se confirma así nuestro miedo y fallamos, cerrándose el círculo vicioso.
  • Confusión en valores y metas: cuando no tienes claro por qué estás haciendo algo, al final no lo haces. SI tus metas no están alineadas con tus valores, seas o no consciente de éstos, hay más probabilidad de que acabes procrastinando. Por eso es tan importante definir correctamente los objetivos y las metas.
  • Indecisión: a veces tenemos tantas ideas y planes que nos atascamos porque no sabemos qué hacer primero. ¡El mejor enfoque es hacer algo! Y si luego la elección no parece la más apropiada simplemente se cambia.
  • Premiar la procrastinación: las recompensas pueden ser uno de los orígenes de la procrastinación. Por ejemplo, la recompensa de dormir 30 minutos más cada mañana hace que no hagamos deporte matinal, la recompensa de tomar un trozo de queso retrasa nuestro objetivo de comer sano. Siempre es menos doloroso eliminar estas recompensas a corto plazo que tener que hacer frente a los efectos a medio/largo plazo.

 

 

Técnicas para eliminar la procrastinación de tu vida para siempre

El primer paso es identificar el verdadero motivo por el que estás procrastinando. Y sí, por si te lo estás preguntando, pueden ser uno o varios. 

 

Una vez puesta conciencia sobre ello, puedes empezar a poner en práctica algunos tips. Para ello, te invito a coger papel y boli y hacer el siguiente ejercicio. 

 

Anota en media hoja las diferentes formas en las que has procrastinado en los últimos años, especialmente las que tenían que ver con conseguir un mayor bienestar físico, mental y emocional. Haz un listado de todas esas situaciones. 

 

Cuando ya lo tengas, reflexiona sobre qué se escondía detrás de ello. Ya sea miedo, perfeccionismo, pensamiento en el futuro… 

 

El objetivo de este ejercicio es que encuentres un patrón, que puedas identificar realmente qué es lo que te lleva a procrastinar y te aleja realmente de lo que tú quieres en tu vida. 

 

El siguiente paso es utilizar la otra mitad de tu hoja para anotar tus objetivos de salud y bienestar, y descomponerlos en ideas pequeñas y manejables. 

 

Te pongo un ejemplo para que lo veas más claro: si tu objetivo es poder caminar sin ahogarte, ideas pequeñas y manejables pueden ser comprar unas zapatillas de deporte cómodas, empezar a salir a caminar todos los días 15 minutos al despertar, anotar en un cuaderno las sensaciones que llegan cada día después de andar y tu evolución… 

 

Esto te ayudará a ir consiguiendo pequeñas victorias que te motivarán y con las que procrastinar dejará de ser una opción. 

 

Por último, vamos a por el reto: anota 5 ideas que vas a implementar durante estas vacaciones. 

 

Por ejemplo:

 

  • Caminar todos los días al despertar 15 minutos.
  • Beber 2 litros de agua pura al día.
  • Agradecer cada noche por 3 cosas buenas que te hayan pasado ese día.
  • Comer una ensalada al día. 
  • Leer al menos 3 páginas de un libro de desarrollo personal o bienestar.

 

Son solo ejemplos para inspirarte, pero como ves la idea es empezar con pequeños cambios hoy mismo, sin tener que esperar a mañana para hacerlo, y mucho menos a que se acabe el verano. 

 

Te aseguro que si empiezas hoy, mañana te lo agradecerás a ti misma infinitamente. 

 

Recuerda que no hace falta que todo sea perfecto: como en todo, buscamos el equilibrio. Si un día tus antiguos hábitos se hacen protagonistas, no tienes por qué dejar de lado tus objetivos. Simplemente, al día siguiente, retoma por donde lo dejaste. 

 

Y por supuesto, si quieres puedes pasar a la acción hoy mismo y hacerlo acompañada con un plan individualizado y adaptado a tu caso. En mis sesiones de coaching nutricional encontrarás el apoyo que necesitas para hacerlo de la mejor forma posible. 

 

Mira aquí la información de mis sesiones de coaching individual. 

 

Cuéntame, ¿qué metas te has puesto para este verano? Me encantará leerlas.

¿A ti también te cuesta encontrar tiempo para preparar comida saludable? Es normal que después de un día agotador, tu prioridad no sea precisamente pasar una hora en la cocina. 

 

Si esto resuena contigo, probablemente también seas de las que opta por opciones rápidas con las que salir del paso. Abres la nevera y preparas lo que sea más rápido. O llamas por teléfono y pides algo a domicilio. 

 

Son pequeñas decisiones como esta las que te están alejando del bienestar, ya que estas opciones rápidas e improvisadas son muchas veces las menos recomendables para tu salud. 

 

Pero sí, sé que encontrar ese tiempo para preparar comida saludable es complicado, especialmente entre semana. 

 

Por eso, después de haber trabajado durante estos años con tantas clientas que sentían que no tenían tiempo para preparar comida saludable, he recopilado los consejos que te ayudarán a hacerlo fácil, rápido y sin desperdiciar tu energía. 

 

Método probado hasta para las vidas más ocupadas 🙂

 

5 tips para preparar tu comida saludable fácil y rápido 

 

Decidir qué vas a desayunar, comer y cenar cada día es agotador. No solo es una inversión de energía y tiempo que podrías dedicar a otra cosa, sino que además te puede llevar a la improvisación, al desorden y a terminar poniendo en tu plato comida no saludable con tal de comer algo. 

 

Por eso, mi consejo estrella es siempre planificar. Si planificas tu menú semanal, podrás anticiparte, saber qué ingredientes te faltan para ir a comprarlos y además te ahorrarás esa decisión diaria. 

 

1. Lava y corta en cuanto llegues 

 

Necesitas un menú y una lista de la compra que permita cocinarlo. Después de saber qué ingredientes son los que necesitarás la próxima semana, ve a comprarlos y al volver a casa reserva media hora para lavar, cortar y almacenar tus frutas y verduras. 

 

Esta tarea que para muchas se ha convertido en un ritual es perfecta para ahorrar tiempo durante el resto de días siguientes: tendrás listos los ingredientes para tu licuado o batido, para tus ensaladas, para tus salteados… 

 

Pon tu música favorita de fondo y ve organizando todo para dejarlo listo para usar. Una pequeña inversión de tiempo que te ahorrará horas durante la semana. 

 

2. Cocina por lotes

 

Ya te he hablado alguna vez de la técnica del batch cooking, y cuando se trata de llevar una alimentación saludable sin complicarse la vida, es perfecta. 

 

Se trata de cocinar por lotes y por adelantado los menús de la semana, o al menos lo que más tiempo te vaya a llevar preparar: puedes hacer las verduras al horno, los purés y sopas, arroz, o cualquier guiso que incluya tu menú esa semana. 

 

Puedes guardarlo en raciones individuales en el congelador y la noche anterior, revisando tu planificación, sacar todo lo que vayas a necesitar ese día. 

 

La comida casera puede durar entre 3 y 6 meses en el congelador, siempre que estén almacenadas en recipientes herméticos. Hablando de esto, te recomiendo hacerte con tuppers de calidad, preferiblemente de cristal, como estos. Si usas plástico, utiliza aquellos libres de BPA, como estos. 

 

Otra buena idea es hacerte con bolsas de silicona en las que poder guardar tus alimentos. Me gustan porque son reutilizables y son perfectas para guardar tu verdura y fruta troceada, e incluso transportarla si te hace falta. 

 

3. Licúa tu desayuno 

 

No se me ocurre mejor manera de empezar el día que con un licuado o batido. Y sí, soy consciente que lavar, pelar y trocear los ingredientes lleva un tiempo que no tenemos por la mañana, pero precisamente los dos consejos anteriores son perfecto para ello 🙂

 

Si dejas lavada y troceada la fruta y verdura que vayas a poner en tu licuado o batido, e incluso si lo almacenas ya por recetas incluyendo en un mismo recipiente todos los ingredientes, será tan fácil como despertar, abrir tu nevera, licuar o batir, y listo. 

 

4. Hazte la vida fácil

 

Este es uno de mis consejos favoritos a la hora de llevar un estilo de vida saludable. Lo que buscamos es crear algo a largo plazo, y ponértelo fácil será la foma de conseguirlo. 

 

¿Por qué complicarnos con cosas que sabemos que al final resultarán casi imposibles de llevar a cabo? La idea es ir poco a poco incorporando nuevos hábitos hasta que se te hagan sencillos y puedas ir incorporando otros. 

 

En tu planificación semanal, sé un poco más amable contigo y planea recetas que sean accesibles para ti, con las que ya estés familiarizada y que sepas que no te llevarán mucho tiempo preparar. 

 

Y deja esa receta que tanto te apetece probar para el fin de semana, cuando sepas que tendrás tiempo y energía para hacerlo. 

 

5. Ten un plan B

 

Por más que lo tengas todo planificado, la vida ocurre, y muchas veces tenemos días complicados en los que no estarás de humor para cocinar. 

 

Para estos días, un plan B será tu salvación. La idea es que cuando esto pase, que pasará, recurrir a la comida chatarra no sea tu única opción. 

 

Porque sí, tienes más opciones. Por ejemplo, puedes buscar take aways o entregas a domicilio de alimentos saludables pedirlo en días como este. 

 

Otra opción es cocinar algunas comidas saludables que te gusten y congelarlas, o usar todas las verduras que tienes troceadas para preparar una ensalada rápida en 5 minutos

 

En este sentido, los botes de legumbres y verduras en conserva pueden salvarte, ya que simplemente tendrás que aclararlos y estarán listos para usar. 

 

Sea como sea, ten claro tu plan B para que la improvisación no te lleve a volver a llenar tu cuerpo de procesados por la noche. 

 

Bonus extra 

 

Como consejo extra, una buena idea si estás tratando de simplificar tu estilo de vida saludable para que sea mucho más sencillo y apetitoso, es tenerlo todo listo: menú, listas de la compra y recetas. 

 

Para ello he creado los menús semanales completos Viva el Verano, una guía detallada con más de 120 recetas saludables y veraniegas, planificadores semanales, listas de la compra con todos los ingredientes necesarios y además recomendaciones para que este verano sea tu verano más saludable. 

 

Además, he incluido como regalo una tabla de equivalencias para que sepas como sustituir ingredientes por otros, y el miniebook Tu despensa saludable, con todo lo que puedes incluir en tu despensa para poder crear e improvisar en tu cocina día a día.

 

>> Hazte con los menús Viva el Verano y aprovecha el verano para cuidarte y quererte. 

 

Cuéntame, ¿tienes algún truco para ahorrar tiempo y poder mantener tu estilo de vida saludable? 

 

¿Cómo gestionar el hambre emocional? ¿Por qué a veces creemos que comer nos ayudará a sentirnos mejor?

Seguro que te ha pasado. Has tenido un día estresante en el trabajo, has discutido con tu pareja y te sientes triste.

Lo primero que haces al llegar a casa es atracar el frigorífico o la despensa. 

Y además vas a elegir chocolate, pizza, helado, comida rápida o cualquier tipo de alimento con el que tratar de evadirte.  

Pues verás, tengo una buena y una mala noticia para ti. 

La mala es que la comida no soluciona los problemas emocionales, los empeora. 

La buena es que el hambre emocional se puede trabajar. ¿Quieres saber cómo? Sigue leyendo 🙂 

El hambre emocional no se puede llenar con comida

Utilizar la comida como una herramienta de consuelo y de evasión es mucho más común de lo que piensas. 

De hecho, yo misma la utilicé para aliviar mis inseguridades. Pensaba que la comida me reconfortaba, que me ayudaba a calmar los miedos, que con ella dejaba de sentirme tan sola y triste. 

Pero no era así. 

Por más que comía y comía, esas sensaciones no desaparecían. Es más, iban en aumento. Cada vez me sentía más sola, más insegura y además gané algunos kilos, lo que me hizo caer en la bulimia. 

De esto han pasado ya unos años, pero sé de primera mano cómo te sientes, y por eso sé que lo primero es asumir que la comida no es la solución a tus problemas. Lo segundo, saber que no estás sola en esto

Habla sobre lo que te ocurre, exteriorízalo, y si no encuentras a nadie con quien hacerlo, recuerda que puedes contar conmigo. 

Reconciliarte contigo misma y con la comida es imprescindible si quieres estar en paz. 

El círculo vicioso del hambre emocional

Ya hemos visto que comer para calmar la angustia, la tristeza, el agotamiento, el estrés, la soledad o el enfado, no es la solución.

Así no conseguirás calmar estas emociones y entraras en el Círculo Vicioso del Hambre Emocional.

Te lo explico con este gráfico: 

Cómo gestionar el hambre emocional - Begreenchica

Fuente: HELPGUIDE ORG INTERNATIONAL

 

¿Cómo saber si es hambre emocional? 

Te propongo un pequeño test para que puedas reconocer algunas rutinas asociadas al hambre emocional:

  1. ¿Comes más cuando tienes estrés o te sientes agobiada?
  2. ¿Comes sin hambre o incluso cuando ya estás saciada?
  3. ¿Comes para sentirte mejor cuando estás triste, con ansiedad, aburrida, enfadada o irritable?
  4. ¿Te recompensas con comida?
  5. ¿La comida te hace sentir segura? 
  6. ¿Te sientes fuera de control con la comida?

 

Si te identificas con alguna de estas situaciones, es posible que ya estés atrapada en el círculo vicioso del hambre emocional.

Puede que comer te siente bien al principio, pero los sentimientos siguen ahíY a menudo te sientes peor que antes debido a la comida innecesaria que acabas de consumir.

Cuáles son las emociones que causan el hambre emocional

El primer paso para poner fin a este círculo vicioso es conocer cuáles son las emociones que causan el hambre emocional para poder así anticiparte.

Toma nota de las causas más comunes del hambre emocional son:

 

Estrés

¿Has notado que el estrés te da hambre? 

Es totalmente normal, ante una situación de estrés se dispara el cortisol y el cuerpo te pida alimentos salados, dulces y fritos, alimentos que te van a dar una falsa explosión de energía y placer.

Así que la ecuación es clara: a mayor estrés más probabilidades de recurrir a la comida para calmarte.

 

Aburrimiento o sensación de vacío

Comer por aburrimiento es otra de las situaciones más comunes.

Intentamos llenar nuestro vacío interior o nuestra insatisfacción con la vida con comida. 

Seguro que te suena, que alguna vez te has dicho:  “no tengo nada que hacer así que voy a picar algo…” 

 

Hábitos de tu infancia

Suele ser habitual que los padres premien el buen comportamiento de los hijos, o intenten levantar el ánimo de sus hijos en situaciones difíciles, con un helado, una pizza, una hamburguesa, chucherías. 

Estos hábitos se han quedado grabados en nuestro subconsciente y de adultas los reproducimos para sentirnos mejor cuando no estamos anímicamente bien. 

 

Emociones como la ira, miedo, tristeza, ansiedad, soledad o inseguridad

Comer puede ser una forma de «calmar» las emociones incómodas.

Son emociones difíciles de manejar, y por eso tratamos de buscar un refugio accesible y rápido como la comida (aunque termine convirtiéndose en una trampa). 

Sigue leyendo y te mostraré algunas ideas para poner en práctica como  alternativa a la comida. 

Estas son algunas de las emociones que desencadena el hambre emocional, pero si conoces alguna más, déjame un comentario más abajo. Me encantará conocer tu experiencia.

 

Cómo gestionar el hambre emocional

Puede que hasta ahora hayas sentido que no puedes hacer nada para controlar ese impulso que te lleva a comer compulsivamente.

No importa lo impotente que te sientas, te aseguro que es posible ponerle fin al hambre emocional. 

Prueba comenzando por estos tips: 

 

  • Lleva un diario, anota tus emociones y las respuestas que tienes ante ellas.

 

Cada vez que tengas un arrebato y quieras comer en exceso, para un momento, y piensa qué desencadenó el impulso. Puede ser una reunión familiar, una fecha límite, un exceso de trabajo…

Este es uno de los ejercicios que recomiendo a las mujeres que trabajan de manera individual conmigo, y de verdad que es realmente útil. Anota todo en tu diario y pronto verás aparecer un patrón de conducta.

 

  • Busca alternativas a la comida para alimentar tus emociones.

 

Una vez que has identificado esas emociones que te llevan a comer sin control, el siguiente paso es buscar una respuesta alternativa a la comida. 

Te propongo algunas herramientas:

– Si sientes soledad: llama a esa persona que sabe sacarte una sonrisa. Busca entre tus fotos recuerdos que te animarán. Adopta una mascota, los animales saben muy bien cómo reconfortarnos con su amor.

– Si lo que sientes es ansiedad, para un momento. Haz una pausa. Sal a dar una vuelta, camina, haz ejercicio, o vete al gym. Suelta esa energía que te está paralizando.

– Si es agotamiento, no sigas. Tu cuerpo te está enviando señales claras. Date un respiro, date un baño caliente, tomate una taza de té o de tu infusión favorita.

– Si es aburrimiento, recupera un hobby, seguro que lo tienes. La lectura, las manualidades, los pasatiempos, te harán pasar un buen rato.

 

  • Diferencia el impulso de comer y el hambre real.

Cuando sientas esas ganas de atracar el frigorífico, espera 10 minutos.

Aprende a diferenciar el hambre emocional del hambre física.

La primera diferencia, y la más clara de identificar, es que el hambre emocional tiene urgencia por ser calmada.

El hambre física puede esperar, y la prueba más efectiva es darte una pausa de 10 minutos antes de responder a esta necesidad.

Si pasado este intervalo de tiempo sigues con hambre, intenta calmarla con una manzana, por ejemplo.

El hambre física recibirá con agrado este alimento, pero el hambre emocional lo rechazará, necesitas dulces, fritos, salados… 

Si esta es tu respuesta, ya lo sabes, estás ante hambre emocional, identifica qué te pasa y pon en marcha una alternativa. No alimentes tus emociones con comida.

 

  • Practica una alimentación consciente.

El hambre emocional te lleva a consumir alimentos de poco valor nutricional. 

Comes rápido, sin saborear, tu único fin es llenarte, pero el vacío es emocional, y te llevará a comer en exceso, seguirás comiendo aún cuando estés llena. Siempre quieres más.

Mi consejo es que aprendas a disfrutar de la comida con una alimentación consciente.

Elige tus alimentos con mimo, quiérete. Saboréalos. Pon tu atención en lo que estás haciendo, no comas por comer o mientras estás haciendo otra cosa.

 

  • Apóyate en una comunidad donde compartir cómo te sientes y recibir ese apoyo que tanto te cuesta encontrar, como por ejemplo la Escuela Come Sano y Quiérete.

Así, cuando te sientas sola, o las emociones negativas te invadan, podrás sentir ese apoyo reconfortante que te ayude a tomar mejores decisiones.

 

Si quieres seguir leyendo sobre el hambre emocional, puedes hacerlo en los siguientes artículos: 

 

 

Y si quieres empezar un cambio en tu estilo de vida, te invito a descargarte mi nueva guía Come Sano y Quiérete, y descubrir herramientas básicas para nutrirte y aumentar tu autoestima. 

 

Cuéntame en los comentarios qué plan B vas a diseñar para cuando aparece tu hambre emocional. 

Las dietas para perder peso no funcionan. Eso es algo que seguramente ya sepas. 

Y lo sabes porque llevas años haciendo dieta y sí, a veces bajas de peso, pero en cuanto te descuidas, recuperas el peso perdido mucho más rápido de lo que te costó bajarlo. 

Lo que no sabes es realmente por qué no funcionan. Es frustrante, pero aun así siempre vuelves a probar con otra. Y después con otra. 

En realidad las únicas dietas para perder peso que funcionan no son en sí una dieta. 

Si quieres bajar de peso de manera continuada, sin efecto rebote y mantener el peso ideal para siempre, hay otro camino. 

Quédate que te lo cuento. 

  

A qué llamamos hacer dieta

 

En primer lugar, vamos a definir a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de dieta, y lo definiremos como «un plan de alimentación temporal y restrictivo con el objetivo de perder peso».

Dieta es una palabra muy amplia que define la comida y bebida habitual de una cultura, una persona o un animal. Pero decidir “ponerse a dieta” implica llenar de prohibiciones nuestro día a día: cero azúcares, cero grasas, prohibida la fruta, adiós al pan y ni hablar del chocolate. 

Cualquier tipo de norma es válida en nuestra dieta, muchas veces sin cuestionarnos realmente en qué se basa. 

Seguramente sepas de lo que te hablo si te digo: “Cómo perder 5 kg en 8 días con la dieta de la alcachofa”, ¿verdad?

Las dietas para perder peso no son dietas, son un estilo de vida

 

El 95% de las personas que han perdido peso “haciendo dieta” lo recuperan en menos de 5 años. El tan temido efecto rebote. Pero, ¿por qué sucede esto?

  1. Tu cuerpo es sabio y no quiere que mueras de hambre por lo que ante una restricción drástica de la ingesta alimentaria reacciona desacelerando el metabolismo, lo que dificulta claramente la pérdida de peso.
  2. Las dietas muy restrictivas eliminan el placer de comer. Si tu plan de alimentación resulta un sacrificio, una imposición, o un castigo, hará que tu relación con la comida siga igual o empeore. Al final volverás a tus patrones alimentarios anteriores y que fueron los causantes de tu aumento de peso. Este es el inicio del “efecto yo-yo” que puede derivar en serios problemas de salud.
  3. Un efecto adverso muy frecuente en las dietas es el hambre emocional y los “atracones”. Nos hemos autolimitado tanto que nos hemos generado una ansiedad incontrolable por ingerir alimentos, en gran cantidad y por supuesto de la peor calidad. ¿Te suena verdad?
  4. El engaño de los productos “milagro”, un lucrativo negocio que mueve millones de euros en la red. La Agencia Española del Medicamento recomienda no comprar por internet pastillas para adelgazar y otros sucedáneos.

 

 

Entonces, ¿cómo puedo perder peso? 

 

Si quieres perder peso, deja de hacer dieta y cambia tu estilo de vida. 

La mejor dieta es aprender a comer bien, cambiar tus malos hábitos y abrazar una alimentación sana, basada en más vegetales crudos y menos procesados.

Pero sobre todo, la clave es desarrollar una relación saludable con la comida. ¿Qué significa esto? 

  • Aprende a tomar decisiones inteligentes que promuevan la buena relación con la comida. Por ejemplo, en lugar de restringir o prohibirte comer algo, elige conscientemente empezar a priorizar alimentos que tienen un alto valor nutricional y que son limpios, y deja para ocasiones especiales los no tan saludables. No se trata de una prohibición: recuerda que estarán ahí siempre que quieras. 
  • Mantén un estilo de vida activo. Haz ejercicio al menos tres veces por semana, camina todo lo que puedas, abandona el sedentarismo. Bajarás de peso y además mejorarás tu salud y tu estado de ánimo.
  • Disfruta de la vida, y no le des más poder a la comida del que tiene. De verdad. Comer no tiene por qué ser el centro de tu vida, es más, con pequeños cambios puedes ir encontrando el disfrute en pequeños placeres como ver un atardecer, jugar con tus hijos o ver una película. 

 

 

Antes de despedirme, tengo un regalo para ti

 

Tengo una súper sorpresa para ti: ¿quieres empezar a cambiar ya?

Entonces descarga mi NUEVA Guía Gratuita Come Sano y Quiérete  y consigue los cambios que te harán sentir más vital, aumentarán tu energía y mejorarán tu aspecto y tu salud.

En ella encontrarás consejos, herramientas, listas de la compra y recetas para iniciar este nuevo estilo de vida que te acompañe hacia tu mejor versión. 

Puedes descargarla gratis aquí. 

 

Cuéntame, si tuvieras que poner un número, ¿cuántas dietas has comenzado a lo largo de tu vida? 

 

 

 

 

Hay una frase que leí hace un tiempo que dice: “Si usted me conoce basado en lo que yo era un año atrás, usted ya no me conoce más. Mi evolución es constante. Permítame presentarme nuevamente.” 

 

Pues bien, mi cambio desde que Begreenchica nació, y especialmente durante este último año, ha sido espectacular. 

 

Tanto mi vida personal como mi vida profesional han estado llenas de acontecimientos muy especiales, y por eso he decidido compartirlo con vosotras en este post. 

 

Porque sí, sin vosotras que estáis ahí al otro lado, nada de esto hubiera sido posible. Por eso, quiero empezar dándote las gracias: GRACIAS

 

Cada una de mis lectoras, de mis seguidoras y de mis clientas formáis parte fundamental del proyecto profesional más bonito en el que he estado inmersa, y mi gratitud hacia cada una de vosotras es incalculable. 

 

Así que llegadas hasta aquí, quiero contaros el camino transformador que he recorrido junto a Begreenchica porque sé que para muchas de vosotras puede ser un regalo motivador, inspirador y alentador para vuestras vidas. 

 

Si puedes volar, por qué gatear

 

El 27 de enero de 2017 decidí dejar voluntariamente mi trabajo y emprender el vuelo con Begreenchica. 

 

Detrás de esta decisión había mucho vértigo, por supuesto, pero también la certeza de que con entrega y pasión se puede llegar mucho más lejos de lo que podemos imaginar. 

 

Así que fui valiente, y abrí mis alas

 

Ahora, miro para atrás y después de haber trabajado con más de 500 maravillosas mujeres desde aquella decisión sé que fue una de las mejores decisiones de mi vida. 

 

Curiosamente, me doy cuenta que de manera inconsciente estaba preparando mi vida para todo lo que tenía para mí. Porque sí, en aquel entonces, esto no había hecho más que comenzar. 

 

A mis consultas individuales se sumaron los programas online, y a ellos los retiros, los talleres de cocina y mi niña bonita: la Escuela Come Sano y Quiérete

 

Todo mientras seguía evolucionando, experimentando y haciendo que todo lo que me acompañaba en la vida me llenara de felicidad. Atrás quedaron las cargas, la falta de coherencia y los compromisos incómodos que no iban conmigo. 

 

De pronto la vida fluía. Mi estilo de vida, el que comparto con vosotras, me llenó de serenidad y calma. La que necesitaba para conectar con mi área espiritual. 

 

Y es que sí, si tuviera que ponerle un titular a mi 2019, sería: el año de mi despertar espiritual. 

 

Una transformación que he podido compartir con los dos amores de mi vida, mi hijo Víctor, que ha cumplido 18 años este año, y mi chico Blas, con el que me caso en 2020.

 

Así es, estamos prometidos 🙂

Además este año he podido hacer varios retiros de silencio que me han ayudado aún más a conectar con mi lugar en el mundo. Uno de los últimos, en Siete Aguas, en la casa espiritual de la familia misionera del Verbum Dei. Fue una experiencia espectacular. 

En agosto cumplí 51 años, y me siento más feliz que en toda mi vida. Gracias a mis amigos Anahí, Javier, Denisse y Alejandra por prepararme la fiesta de cumpleaños más Begreenchica posible.

Gracias a mi socia y amiga María Saiz, con la que es un lujazo trabajar, dueña del catering sostenible MenjArte

 

 

Gracias a Séfora Bermúdez, por estar siempre ahí cuando la necesito con sus ideas brillantes y su sensatez, y a Ángela Suaz, porque sin ti esto no chutaría 😉 

 

3 años no significan nada, y lo pueden significar todo. Para mí, estos tres años han sido un trayecto tan enriquecedor que no puedo dejar de sentir gratitud hacia todo lo que me rodea. 

 

Si tienes un sueño, no dejes de intentarlo por pensar que es tarde, que no eres capaz o que los sueños son para otros. Tu vida puede transformarse en lo que tú quieras, te lo prometo. 

«Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá. Porque quien pide recibe, el que busca halla y al que llama se le abre» (Mt 7:7-8)

Gracias por haberme acompañado hasta aquí. Recuerda que con amor y constancia, puedes volar hasta donde tú quieras. 

 

Por fin vacaciones. Por fin tiempo para disfrutar de los nuestros y de hacer todo aquello de lo que las obligaciones del día a día nos aleja, incluyendo comer de más.

Y es en este punto donde comienza el problema muchas: en aprender a disfrutar sin descuidar los hábitos saludables que tanto bien nos hacen.

Cuando llegan las vacaciones, sean en la época que sean, el piloto automático que nos ha acompañado desde siempre se activa, toma el mando y trabaja para que hagas lo de siempre.  Y lo de siempre, normalmente, va vinculado, en vacaciones, al exceso.

Aprender a tomar elecciones conscientes desde el amor y no desde la prohibición es un camino que no se recorre de un día para otro.

Y mientras consigues interiorizar esta idea de manera profunda, el piloto automático aprovecha cualquier ocasión para encenderse y activar tu vocecita interna:

  • “Me lo merezco…”
  • “¿Cómo voy a decir que no?”
  • “Cuando vuelva a casa me pongo otra vez a dieta”.

Seguro que estas y otras muchas frases te resultan familiares, especialmente en momentos especiales como son las vacaciones.

Pero como te decía, se trata de un proceso de aprendizaje. No se puede cambiar de un día para otro, o incluso en 1 año, o en 2. Siempre habrá una lucha y hay que ser consciente de ella para tomar la mejor decisión.

¿Y qué decisión tomar? Pues tienes tres caminos.

 

3 opciones para disfrutar de unas vacaciones saludables

Para que no te sientas mal, no te enfades ni te sientas triste por renunciar a “todo”, puedes elegir entre estas 3 opciones, sabiendo que cada opción tendrá un impacto diferente:

 

Opción 1 – No entrar en una batalla

Tienes la opción de elegir hacer lo de siempre. De no entrar en esa batalla y, de manera consciente, disfrutar de tus vacaciones desde tus hábitos antiguos.

Si escoges esta opción, hazlo sabiendo que como estás haciendo lo de siempre, volverás a ver reflejado lo de siempre a tu vuelta: seguramente cojas algo de peso, te sentirás más hinchada, retomarás la rutina mucho más cansada y pesada.

Pero si es tu elección, está bien. Hazlo sin excusas. Simplemente, hazlo desde el amor hacia ti.

 

Opción 2 – Mantener los nuevos hábitos al 100%

La segunda opción es todo lo contrario a la anterior: ir en contra de todo, ser estricta con tus cambios y mantener tu decisión hasta el final, pase lo que pase.

Sí, después de vacaciones te sentirás de maravilla por tu autodisciplina, habrás mantenido tu peso y no estarás tan hinchada como otros años.

Pero esta opción lleva implícita tener que enfrentarte a mucho estrés porque ir al contrario que todo el mundo es muy difícil. ¿Estás preparada para todas esas preguntas? Si estás preparada, puedes tomar esa decisión y sentirte fenomenal con ello.

Opción 3 – Encontrar el equilibrio

Hay una tercera opción, y es la de tratar de encontrar el equilibrio entre la primera y la segunda opción.

Para hacerlo, además de ser consciente que cada elección que tomes tiene un impacto, puedes hacer pequeñas acciones.

Cuando estés en casa, puedes seguir con tus licuados y tentempiés saludables, y cuando salgas fuera comer lo que te apetezca (siempre con sentido común y eligiendo lo menos perjudicial).

Y siempre, elijas lo que elijas, haciéndolo desde el autorespeto y el autoamor. Sin juzgar y sin culparte por comer una torrija.

 

Tips extra para disfrutar de las vacaciones

Además de las 3 opciones que tienes para vivir tus vacaciones desde el amor hacia ti misma, te quiero dejar unos tips extra que te ayudarán a disfrutar de manera saludable:

  • Enfócate en lo positivo
  • Descansa y aprovecha para dormir
  • Sol, mucho sol.
  • Y risa. Busca lo que te haga reír.  
  • Disfruta y pasa tiempo con los que más quieres.
  • Camina mucho: en las procesiones, en el campo, en la playa…  

 

Si te enfocas en todo esto, verás como la comida pasa a un segundo plano y consigues volver a casa completamente renovada.

 

¿Cuál de las 3 opciones vas a escoger estas vacaciones? Cuéntamelo aquí abajo.

 

Y recuerda que si quieres caminar acompañada en el proceso del cambio hacia una vida más saludable y consciente, puedes contar con la compañía de mujeres que transitan el mismo camino que tú. Las puedes encontrar en la Comunidad Mágica Come Sano y Quiérete en la que te estamos esperando.

El comer emocional o basar tu menú en base a la emoción que sientes (o que te niegas a sentir) es uno de los principales problemas de muchas mujeres.

 

Llegar a casa y abrir la despensa para calmar la ansiedad con comida. O la tristeza. O la frustración.

 

Un ciclo que se repite semana tras semana y que nos va quitando vitalidad física y mental. Empezamos a vernos peor en el espejo, y además la claridad mental se desvanece.

 

Como dice la maravillosa invitada que tenemos hoy en el blog: “la comida es la droga de las niñas buenas”.

 

Evadirse comiendo, la única forma de no ser juzgada y no tener que enfrentarse a la incomodidad. Refugiarse en la comida y dejar la solución para otro día.

 

De hecho el comer emocional es un mecanismo de supervivencia para nosotras. Ante una situación complicada, recurrimos a la comida para sobrevivir y no tener que enfrentarnos a la emoción que nos hace sentir así.

 

Y ojo, digo sobrevivir, no vivir.

 

Porque este mecanismo es dañino para ti. Para tu cuerpo, para tu mente y para tu autoestima.

 

Como te decía hoy recibimos en el blog a una mujer fabulosa, Ali Ochandiano, en una entrevista en la que hablamos del comer emocional.

 

Ali es experta en Pérdida de Peso y Comer Emocional, Licenciada en Ciencias Biológicas, Coach en Salud y Nutrición por el Institute of Integrative Nutrition de Nueva York (la escuela de nutrición más importante del mundo) y Coach en Salud Holística Certificada por la AADP (American Association of Drugless Practitioners).

 

Su misión es mostrar a mujeres maravillosas como tú (y a algún hombre también), que sufres una lucha con los kilos y contigo misma y un obsesión con la comida, a sentirte fabulosa, feliz en tu cuerpo y orgullosa de tí misma y de esa forma, cómo recuperar la alegría de vivir y ¡tus vaqueros más sexys!

 

En esta entrevista hablamos de temas tan interesantes como la importancia del autoconocimiento para fomentar el amor propio, la fuerza de voluntad para perder peso, la importancia que tiene el placer en nuestra vida y cómo influyen las emociones en nuestro menú.

 

Te dejo la entrevista en el siguiente vídeo. Justo debajo te he preparado un resumen con las preguntas y el minuto del vídeo en el que están, por si quieres avanzar o repasar alguna pregunta (de verdad que merece la pena).

 

Lo dicho, dale al play y disfruta:

 

 

 

Comer emocional: ¿te comes tus emociones? – Entrevista a Ali Ochandiano

 

Preguntas minuto a minuto:

 

1.50. ¿Cómo ha sido tu viaje hasta llegar al punto en el que estás ahora?

 

3.15. ¿Qué nos podrías decir sobre la ansiedad por la comida?

 

10.10. ¿Cuáles son las 3 causas reales del sobrepeso?

 

15.49. Los antojos te pueden ayudar a adelgazar, ¿cómo es posible?

 

24.30. ¿Cómo trabajar incomodidad de enfrentar las emociones?

 

29.15. ¿Qué haces y cómo puedes ayudar a las mujeres?

 

Aquí es donde puedes encontrar a Ali Ochandiano:

 

Web: http://www.aliochandiano.com/

Facebook: https://www.facebook.com/Ali-Ochandiano-714696445292173/?ref=hl

Instagram: https://www.instagram.com/aliochandiano/

 

Espero que con esta entrevista te hayas dado cuenta que soltar esa pesada mochila que tanto te pesa y aprender a enfrentar tus emociones es el primer paso para sentirte bien de nuevo.

 

Ali y yo te esperamos en los comentarios para que nos cuentes qué te ha parecido la entrevista y esta forma de ver del comer emocional: ¿tú te comes tus emociones?

 

Cuando se trata de comer en días festivos como los navideños o durante las vacaciones, nos permitimos ciertos “premios”, ¿verdad?

Porque en realidad para eso están las vacaciones: para disfrutar. Y eso es lo que siempre se hace para disfrutar: comer y beber en exceso, ¿verdad?

Y ya cuando volvamos a la rutina compensamos los excesos. Porque así es como se hace, ¿no?

Bienvenida (o no tanto) a la cultura de la dieta.

Una cultura basada en un ciclo que se repite, al menos, dos veces al año en el que tras los excesos llegan los lamentos.

En la que restringimos nuestra alimentación durante muchos meses porque nos preocupamos de cómo nos quedará el vestido de Nochevieja para luego empezar a ocuparnos de cómo nos quedará el bañador tras los excesos navideños.

Una cultura en la que no importa lo llena que estés porque es un día “especial”. Y los días especiales se celebran con excesos.

En la que si no comes de todo  tu familia te incomodará con preguntas y comentarios. En la que si rechazas ese turrón con tan buena pinta te arrepentirás cuando vuelvas a la rutina.

¿Y si te digo que hay otra manera de ver todo este bucle repetitivo?

Así es. Cuando nos pasamos cada uno de nuestros días cotidianos restringiendo alimentos, imponiéndonos reglas sobre lo que sí y no hay que comer, cuando llegan los días especiales intentamos “aprovechar al máximo”.

Y es que irse de vacaciones en el sentido literal también tiene un significado figurativo: irse de vacaciones de todas las reglas y restricciones.

Es por eso que si estás viviendo bajo unas reglas de alimentación estrictas, tu mente intentará evadirse cada vez que pueda. Y lo hará con más fuerza que nunca.

Creo que esa es la verdadera razón que hay detrás de los excesos vacacionales. Es como una oportunidad de “indulgencia”, de “solo por un día”. Y total, mañana volverás a “portarte bien. Prometido”.

Pero eso no es así.

Cuando no hay prohibiciones en tu alimentación, todo es mucho más sencillo. Lo es porque puedes acceder a todo lo que quieras siempre que lo quieras.

Simplemente eres consciente de lo que te sienta mejor y lo que tu cuerpo prefiere (tanto a corto como a largo plazo).

Ese pedazo de turrón de chocolate tan apetecible lo podrás comer cualquier otro día, y no solo “hoy”, después de haber cenado tanto y sentir que no puedes más.

Tampoco tendrás que pasarte con la ración en tu plato de ese asado, porque podrás comerlo el día que más te apetezca. Incluso podrías prepararlo un día y guardar pequeñas raciones para degustarlo varios días.

Cuando comprendas esto, comerás cuando tengas hambre y pararás cuando ya tengas suficiente. Preferirás prescindir de algún alimento porque sabrás que no es el momento y que podrás disfrutarlo cualquier otro día. El martes que viene mismo, por ejemplo.

No tendrás nada de lo que escapar en los días festivos porque no habrás tenido que controlarte durante tantos meses. Tampoco tendrás que compensar ningún exceso ni perder los kilos de más navideños porque no los habrá.

Sencillamente, porque tu actitud es equilibrada. Al igual que tu relación con la comida.

Escuchando a tu cuerpo y lo que necesita, dándole el descanso que te pide y el movimiento que busca en vacaciones y cualquier otro día del año.

excesos navideños

Si quieres saber más sobre cómo mejorar tu relación con la comida en Navidad, te invito a hacerlo en este artículo que escribí hace tiempo.

Dentro de un par de semanas lanzaré mi programa estrella “Come Sano y Quiérete”, una transición de  4 semanas a la mentalidad y los alimentos que te ayudarán a salir de este efecto “vacacional” que se repite en bucle durante tanto tiempo (y que tanto daño nos hace, física y emocionalmente).

Recuerda ampliar tus horizontes mentales, practicar la atención plena, la flexibilidad y quererte mucho. Ese es el mayor secreto de todos.

Solo de esta forma conseguirás dejar atrás la mentalidad de dieta y cultivar una relación equilibrada con la comida que se reflejará en tu cuerpo.

Cuéntame: ¿ya tenías listo todo para empezar a compensar los excesos navideños?

Ya estamos en diciembre de nuevo y con ello llega la pregunta: ¿cómo gestionar los eventos navideños para comer sano en Navidad?

Muchas de vosotras me preguntáis sobre este tema y me pedís consejos para no hacer, como decía una de mis clientas, “un desastre” navideño.

Y cuando os leo y os escucho, me siento tremendamente identificada con vosotras. Déjame contarte el porqué.

“Año nuevo, dieta nueva”

A día de hoy, el último mes del año es uno de mis meses favoritos: me encanta reunirme con mis familiares y amigos, y en diciembre hay muchas oportunidades de hacerlo. También me gusta la sensación de cerrar un ciclo, de completar un plan, de tener la oportunidad de abrir un ciclo nuevo lleno de gratas sorpresas y regalos de la vida.

Sin embargo, esto no fue siempre así. Hace un tiempo no me gustaba nada diciembre, porque sabía que cuando acabaran las fiestas habría engordado 3 o 4 kilos. Eso me generaba muchísimo estrés y ansiedad.

Y lo más importante: no me permitía disfrutar de todo lo demás. Yo era de las que vivía con el lema «año nuevo, dieta nueva». Esto no fallaba nunca.

Hasta que decidí ser consciente de lo que metía en mi cuerpo.

A pesar de todos los mensajes exteriores que me bombardeaban para que no dejara de comer dulces y de comprar montones de comida para las celebraciones,empecé a caminar en otro sentido.

Me preparé para cocinar platos saludables, amorosos y ricos. Busqué recetas de dulces sin azúcares ni harinas refinadas. Enriquecí con estos platos las mesas navideñas en las que había otras opciones para los que estaban en otro momento vital y preferían otros alimentos. No dejé que la corriente me llevara. Decidí ser consciente y proactiva, decidí amarme y respetarme.

¿Y sabes lo que ocurrió? Que todo cambió. Atrás quedaron la lucha, las restricciones y la culpa. Ya no hay tristeza ni frustración. Ahora hay disfrute, alegría y placer gracias a todas las opciones deliciosas y saludables que puedo encontrar en mi mesa. Y lo mejor de todo es que puedo compartirlo con mis seres queridos.

Cuando salgo a comer fuera, me adapto y elijo la mejor opción. No bebo alcohol y evito las harinas refinadas y los azúcares. Por supuesto, no me culpo si no hay una opción que encaje perfectamente en mis nuevos hábitos ni intento luchar contra el mundo: simplemente, elijo con conciencia.

Este fue mi camino hacia la paz con la comida en Navidad

Durante los últimos años he escrito varios artículos sobre las navidades que me han ayudado a llegar a este punto de paz con la comida en el que me encuentro ahora. Te los dejo aquí (haz clic en cada título si los quieres leer):

  1. VACACIONES Y VIAJES SIN KILOS DE MÁS

¿Es posible que viajar y comer saludablemente? Por supuesto que sí. En este artículo te propongo 10 consejos para cuidar de tu alimentación si viajas estas navidades.

  1. NAVIDAD SIN KILOS EXTRAS ¿CÓMO LO CONSIGO?

¿Sabes la razón por la que comes más en Navidad? ¿Y por qué siempre terminas agotada física y mentalmente? En este post te cuento una nueva perspectiva desde la que ver los eventos alrededor de la mesa.

  1. DISFRUTA COMIENDO EN PAZ EN NAVIDAD (PRIMERA PARTE)

En este artículo te hablo de factores muy importantes que solemos pasar por alto cuando hablamos de comidas navideñas. Factores como anticiparte a la escena, la preparación física, emocional y espiritual previa, y un cambio de enfoque de las reglas sobre la comida.

  1. DISFRUTA COMIENDO EN PAZ EN NAVIDAD (SEGUNDA PARTE)

En esta segunda parte hablamos sobre cómo hacer una buena planificación y te doy unas pautas sencillas para disfrutar comienzo en paz en Navidad.

El mejor consejo para comer sano en Navidad: apóyate y siéntete arropada

 

comer sano en Navidad

Durante muchos años, especialmente en estas fechas, me sentí bastante sola en este camino de alimentarme de forma saludable, porque la corriente externa te dirige hacia otros hábitos mucho más autodestructivos y la mayoría de la gente no está dispuesta a salirse de ese corriente.

Cuando empecé a trabajar como Health Coach tuve muy claro que quería construir un grupo de apoyo para todas las personas que decidieran empezar este camino.

El grupo se hizo realidad en mi Grupo privado de Facebook. Por algún motivo el grupo se constituyó exclusivamente de mujeres: decenas de mujeres dispuestas a apoyarse unas a otras a compartir sus experiencias, a participar, a dar, a recibir.

La semana que viene te contaré más sobre este maravilloso grupo. Es único, te lo aseguro.

Antes de despedirme, te quería recordar que aún puedes descargarte mi regalo de Navidad que este mismo lunes presenté en exclusiva a todas mis suscriptoras (que por cierto, si no estás suscrita, puedes hacerlo aquí para no perderte nada).

Te regalo mi planificador de bienestar Navidades en Paz edición 2018.

Recuerda que tu bienestar debe ser tu prioridad. Hay muchísimas opciones durante estas fiestas que te ayudarán a empezar el año con todas tus energías renovadas y prepararte para todo lo que 2019 tiene preparado para ti.

¿Cómo te preparas tú para las fiestas navideñas? ¿Tienes algún truco especial que te ayude a sentirte mejor y a comer sano en Navidad?

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