Las Navidades se acercan cada vez más y para muchos, como cada año, llega el estrés. Demasiados preparativos, eventos y festividades que nos hacen salir de nuestra rutina y en los que, inevitablemente, la comida juega un papel protagonista.
En Navidad nos exponemos a muchísimos estímulos. Alimentos que solo vemos una vez al año, preocupaciones por los kilos de más en estas fechas y mucha ansiedad en torno a la comida.
Si algo de esto resuena contigo, tengo buenas noticias para ti. Te he preparado todas las claves que necesitas para que por fin puedas disfrutar comiendo durante las vacaciones de Navidad.
En este artículo te hablaré de factores muy importantes que solemos pasar por alto: anticiparte a la escena, preparación física, emocional y espiritual previa, y el cambio de enfoque de las reglas sobre las comidas.
¿Estás listo para disfrutar de verdad comiendo en PAZ durante la Navidad?
1.Visualiza tu mejor versión
Para poder prepararte y anticiparte a estas fechas, vamos a utilizar el poder de la visualización. ¿Sabías que tu cerebro no es capaz de diferenciar entre una situación real y una visualizada? Y es que cuando estás visualizando, tu cerebro percibe las mismas sensaciones que en la realidad y te ayuda a adentrarte en esa versión que deseas para ti mismo.
Las visualizaciones previas a las navidades son imprescindibles para poder prepararte ante la intensidad de estos días que están al caer. Para que puedas empezar a practicar, te propongo un ejercicio: busca un lugar tranquilo en el que puedas estar 30 minutos sin ninguna interrupción. Hazte la siguiente pregunta:
“¿Cómo me gustaría sentirme y actuar durante estas semanas?”
Apunta en un cuaderno o papel todo lo que vaya viniendo a tu mente. Fija tus propios decretos y visualiza unos minutos como te sientes al verte así.
Cuando hayas completado este ejercicio, habrás establecido tus intenciones y el camino que tu cerebro debe seguir para conseguirlas. Sigue practicando una pequeña visualización cada día durante estas fiestas, para asegurarte que el camino es el correcto.
2. Autocuidado
Durante estas semanas solemos estar más ocupados de lo normal. Comidas o cenas de empresa, las compras de navidad, decorar con adornos nuestra casa, visitas a amigos y familiares que hace tiempo que no ves… y todo ello nos genera estrés.
Es absolutamente normal. Este ritmo es realmente agotador.
E inevitablemente, todo esto genera automáticamente el disparador para comer en exceso. Para poder superar estas ajetreadas semanas sin descuidar tu bienestar, incluye cada día unos minutos para cuidar de ti misma.
¿Quieres saber como comenzar a cuidar más de ti mismo?
- Come regularmente. Escucha a tu cuerpo y dale lo que necesita.
- Descansa cuando estés cansada. Si necesitas irte antes a la cama, hazlo.
- Delega. No tienes que ocuparte de todo, de verdad. Piensa en cómo otros te pueden ayudar con tu lista de tareas y deja que otros se ocupen. Y si no… siempre puedes plantearte dejar ir esa tarea que tanto te agota mentalmente.
- Selecciona los eventos a los que realmente quieres ir, y deja ir aquellos a los que no te apetece ir en absoluto.
- Cada día, separa un poco de tu tiempo para dedicarte a ti misma. Estas actividades que te reparan por dentro y también por fuera: hacer algo de ejercicio, tomarse una taza de té o darte un baño calentito. Puedes hacer una lista con todas las actividades que se te ocurran y después ir seleccionando una cada día.
- Cuando sientas que tu energía está bajando o estés estresada o abrumada, escribe tus pensamientos. Es muy probable que entre estos encuentres muchos “tengo que” o “debo hacer”. Recuerdate a ti misma que no hay nada que tengas ni debas hacer. Estos son los pensamientos que agotan tu energía y generan estrés.
Es importante que no esperes al último momento para prestarle atención a tu cuidado propio. Solo de esta manera conseguirás evitar que la única manera de aumentar tu energía sea comiendo en exceso.
Para todo esto… es importante buscar apoyo.
Estoy segura que más de una vez te has propuesto cuidar más de ti y finalmente lo has ido olvidando un poco cada día, hasta pasar por completo desapercibido en tu ajetreo diario.
Pero las buenas intenciones se pueden cumplir con el combo secreto infalible: apoyo y recompensa.
Piensa ahora en una persona que sepas que puede apoyarte en tu nueva tarea de autocuidado. No hace falta que te haga un seguimiento exhaustivo. Simplemente, busca a alguien con quien puedas compartir tus logros cada día.
Y, por supuesto, recompensate. Las recompensas son muy importantes, ya que te ayudan a reforzar las vías neuronales de autocuidado.
Las recompensas no tienen por qué ser compras, ni comer golosinas. Simplemente unas palabras de agradecimiento y reconocimiento hacia ti mismo: “¡Bien hecho! Hoy me he cuidado súper bien”. Haz tu pequeño ritual de celebración cada día y disfruta de la sensación de las cosas bien hechas.
3. Preparación física, emocional y espiritual
Para seguir con tu preparación para esta temporada festiva, vamos a prestarle especial atención a las tres áreas más importantes de nosotros mismos: la física, la emocional y la espiritual.
En medio de tantas compras, reuniones, gastos, cocina, visitas y más cocina… es fácil caer en la insensatez con la comida. Para poder disfrutar al completo de todo esto, vamos a prepararnos por dentro y por fuera.
Preparación física
La parte física es la que más descuidamos en esta época del año. El ajetreo al que nos sometemos durante estas semanas consigue que terminemos realmente agotados.
Es por esto que es esencial que incorpores periodos de descanso. Parar el ritmo por uno o dos días es esencial si quieres verte y sentir bien. Marca ahora los días en los que piensas parar el ritmo. Entre Nochebuena y Nochevieja existen varios días en los que puedes dormir más y hacer algunas actividades relajantes que te reparen. Y al igual desde Fin de Año hasta Reyes, si me lees desde España.
Además, para cuidar nuestro cuerpo físico, es necesario que realices alguna actividad cardiovascular. Sal a caminar cada día media hora e intercala con algunos estiramientos que permitan a todos tus músculos recuperar su vitalidad tras los bloqueos causados por el estrés.
Preparación emocional
La navidad es para muchos una montaña rusa emocional. Puede ser bonito ver a gente a la que quieres, pero chocamos muchas veces con aquellas personas a las que no nos parece tan bonito ver.
Para prepararte emocionalmente:
- Saca tu diario o un cuaderno y anota todas las cosas que te preocupan durante estas fechas, sin tabús ni censura.
- Escribe todo lo que ha ocurrido en el pasado y tienes miedo que vuelva a suceder.
- Pon una carita sonriente al lado de cualquiera de las preocupaciones sobre las que tienes un control real (por ejemplo, comer en exceso)
Ahora, solo tienes que preocuparte por lo que está bajo tu control. Y recuerda: ya has practicado para anticiparte a estas situaciones, por lo que ahora el camino será más fácil.
Practica de nuevo las visualizaciones observando los momentos que te causan estrés. Siente todo lo que estas situaciones generan en ti: frustración, culpa, enfado… Y ahora, transfórmalos. Visualízate de nuevo en estas escenas, pero manteniendo el control. Siente la relajación, el empoderamiento, la libertad…
Una vez practicado este ejercicio, deja ir conscientemente los resultados que quieres conseguir. Te sentirás más relajado, libre y feliz. Recuerda: el apego a los resultados causa sufrimiento.
Preparación espiritual
Para tu preparación espiritual, vamos a seguir con el punto anterior: aprender a dejar ir.
Desarrollar esta capacidad hará que tus músculos espirituales se fortalezcan. Tu compostura y calma estarán ahí cuando más lo necesites.
Una manera con la que puedes practicar esto es con la meditación. Esta práctica crea la capacidad de dejar ir los pensamientos y distracciones para volver a lo más importante: tu paz interior.
Dejar ir tus apegos, tus miedos, tus conflictos internos y los conflictos acerca del mejor postre para el día de Navidad harán que tu bienestar espiritual te empodere y sientas que puedes mantener la calma ante cualquier situación.
¿Qué te parece dejar ir cosas como?:
- Cómo crees que deberías ser
- Cómo piensas que otros deberían ser
- Cómo crees que deberían ser las navidades
- Tus expectativas sobre todo
- Tus heridas y desilusiones
Practicar unos 10 minutos al día será suficiente para preparar tu espíritu para estas fechas.
4. Cambia las reglas sobre la comida
Vamos a seguir preparándonos para disfrutar de verdad comiendo en PAZ durante la navidad tratando un tema importante: las reglas sobre la comida.
¿Cuáles son las reglas de la comida?
- Hay que eliminar el azúcar de la dieta
- Come alto en grasas y bajo en carbohidratos
- Come bajo en proteínas y alto en carbohidratos
- No comas a partir de determinada hora
- Bebe agua durante tu comida
- No bebas agua durante tu comida
- Come huevos
- No comas huevos
- Toma lácteos
- Elimina los lácteos
- Divide tu plato en 4 categorías: carbohidratos, proteínas, verduras y grasas
- Mejor divide tu plato en 3 categorías: proteína, grasas y vegetales.
- O mejor aún divide tu plato en 6 categorías: carbohidratos, proteínas, grasas, verduras, productos lácteos, fruta
Y así podría seguir y seguir hasta volverte loco…
Estas reglas acerca de qué, cuándo y cuánto debes comer son mensajes que has ido incorporando en tu cabeza y que en muchas ocasiones vienen de reglas externas. ¿Te has parado a pensar que todas estas reglas diluyen por completo la alegría de comer?
Pues por si no lo habías pensado, así es.
Lo único que hacen estas reglas es crear un conflicto entre tu autoconocimiento y la comida que tienes en tu plato. Pueden llegar a distorsionar si tienes hambre real, si necesitas comer algo en particular, si realmente te gusta lo que vas a comer o si tu cuerpo se siente bien cuando lo comes.
Si no logras sintonizar tu mente con tu cuerpo, no podrás satisfacerte cuando te alimentas. Y entonces, se darán dos situaciones:
- Estarás lleno de algo que no has disfrutado, aunque coincidía con una de las reglas que tienes acerca de la comida
- Te sentirás lleno y sobrecargado comiendo algo que te apetecía mucho, pero que te hace sentir miserable al ir en contra de las reglas.
Y es posible que, si acabas optando por la segunda opción, termines comiendo en exceso más adelante.
Sin embargo, si comes exactamente lo que tú quieres y te apetece, dejarás de comerlo cuando ya estás lleno y comerás de forma moderada.
Sin ansiedad. Sin atracones. Sin sobrecargas.
Hablemos de la culpabilidad
Las reglas sobre la comida no tienen punto intermedio: o los alimentos son buenos o son malos. El roscón de Reyes es malo, pero la coliflor es buena. El relleno de esta carne es malo, pero la fruta de después buena.
Aunque es cierto que los componentes nutricionales son diferentes en cada uno de nuestros alimentos, no podemos categorizar a ninguno como bueno o malo (aunque sí podemos decir que hay alimentos que promueven la salud y hay alimentos que promueven la enfermedad).
Y es que al categorizar alguno como malo, pasan automáticamente al cajón de los alimentos prohibidos. ¿Resuenan contigo frases como “hoy meriendo un pecado” o “esto está prohibido, pero un día es un día” ? E incluso frases como “Hoy me he portado bien” cuando has comido alimentos incluidos en tu lista de alimentos buenos.
Cualquiera de estas frases y el hecho de otorgarle a los alimentos juicios morales para ponerlos en la lista de nuestros alimentos prohibidos, son un pase directo a la culpa y la vergüenza.
Porque sentir culpa hará que comas más y más cosas de tu lista de alimentos prohibidos. Eso si, con la promesa de que a partir de mañana te volverás a portar bien. O a partir del día 1. O mejor aún, ya pasadas las fiestas. Porque “esto solamente lo puedo comer en estas fechas, y hasta dentro de un año entero no volveré a tenerlo delante”. Es ahora o nunca.
¿Pero y si cambias tu forma de pensar?
- Puedes comer chocolate en cualquier momento del año (y polvorones).
- Puedes pedirle a tu tía la receta de ese delicioso guiso.
- Puedes comer fruta siempre que te apetezca.
Si realmente consigues interiorizar estas ideas, la urgencia por comer determinados alimentos desaparecerá. No hace falta que comas como si mañana se acabara el mundo, porque sabes que en cualquier momento del año podrás comer eso, si así te apetece.
Entonces, respira. Puedes comer todo lo que quieras, sin culpa.
Eso si, recuerda que en la moderación está el secreto para estar en paz con la comida y con tu cuerpo.
Aplica todas estas herramientas para trabajar tu interior durante estas fiestas y consigue disfrutar de verdad comiendo en PAZ durante la navidad.
Con amor navideño.
Eva.