21 Ene ¿Eres proactiva o reactiva en tu relación con la comida?
Si piensas en tu relación con la comida, ¿sabrías decirme si te comportas de manera reactiva o proactiva? Piénsalo unos segundos y luego lee el artículo.
Me refiero a si “reaccionas” después de algo que haya pasado (entonces está siendo reactiva) o si respondes de forma planificada y con intención, es decir de forma proactiva.
Antes de que te adelantes, las dos maneras de reaccionar son necesarias. Tanto saber analizar lo que ha pasado de manera reactiva, como actuar proactivamente, mejorará tu relación con la comida y por lo tanto contigo misma.
Para que sepas cuidar más de ti misma, quererte y mejorar tu autoestima, te enseño a sacarle todo lo positivo a las reacciones proactivas y reactivas.
Respuestas reactivas
Cuando comienzas a cuidar de tu alimentación y a vivir una experiencia más consciente con tu cuerpo y tu mente, las respuestas reactivas son muy importantes.
Para que lo entiendas, ser consciente de que el plato que te acabas de comer no entra en los planes de lo que quieres para ti misma, es un verdadero logro.
Tienes que ser consciente que hay miles de mujeres que quieren verse mejor, sentirse con más energía y mejorar su salud, pero no son conscientes que cada plato que se preparan alejan de ese objetivo.
Por lo tanto, tomar consciencia de que la decisión que acabas de tomar no es la mejor de todas, es un gran avance. Te lo aseguro 😉
Una vez que tienes bien claro que lo que acabas de comer no te beneficia, puedes utilizar esta experiencia para crecer como mujer. Para ello, puedes analizar la situación y encontrar la respuesta a preguntas como:
- ¿Qué estaba pasando antes de comenzar a comer lo que no debía?
- ¿Cuánto tiempo había pasado sin comer? ¿Tenía hambre real, o más bien emocional?
- ¿Qué es lo que estaba sintiendo en mi cuerpo físico?
- ¿Y cómo me sentía emocionalmente?
- ¿Qué es lo que tenía en ese momento en la mente? ¿Sobre qué o en quién pensaba?
- ¿Qué necesidad estaba intentando tratar de calmar?
Todas estas preguntas reactivas te ayudarán a salir reforzada de esta situación. Podrás entenderte a ti misma y saber las razones verdaderas que desembocaron en un atracón.
Puede ser que tal vez lo único que tratabas era de encajar en un escenario social, en el que todos comían aquello que sabes que no te acerca a tu objetivo.
No pasa absolutamente nada. Si sabes la verdadera razón que te ha llevado a comer en exceso, sabrás anticiparte en la próxima ocasión y actuar en linea con tus nuevos valores.
Aprender a perdonarse después de haber comido en exceso es también un gran ejemplo de respuesta reactiva útil. Perdonarte a ti misma significa entender las razones por las que has actuado así y aceptarte con compasión. Esto, automáticamente excluye comportamientos como:
- Dejar de comer para compensar lo que has comido de más
- Hacer ejercicio en exceso para quemar las calorías extra
- Juzgarte a ti misma, generando sentimientos de culpa y vergüenza.
Redirige tus pensamientos para salir ganando de todo esto. Las respuestas reactivas te ayudarán a dirigir tus pensamientos hacia el camino adecuado.
Respuestas proactivas
Aunque ya hayas visto que actuar de manera reactiva puede traer muchos beneficios a tu relación con la comida, no debemos olvidar que actuar de manera proactiva es clave si quieres vivir en paz con tu cuerpo y los alimentos.
Ser proactiva significa tener un compromiso y dar lo mejor de ti para cumplirlo. Este compromiso debe estar por encima de cualquier otra cosa, porque es una promesa que te has hecho a ti misma.
Este compromiso puede traducirse en unas pequeñas prácticas que te acerquen cada día a tu objetivo: vivir en paz contigo y con la comida.
Si quieres algunos ejemplos inspiradores, puedes empezar por:
Una pequeña práctica diaria de meditación
La meditación desarrolla tu habilidad de estar presente en el aquí y ahora. Si estás consciente en el momento, sabrás perfectamente lo que estás haciendo, cómo te hace sentir y todo lo que estás pensando.
Todos los días tomamos demasiadas decisiones. Pero las decisiones desde la presencia consciente, son mucho más acertadas. Créeme.
Así, cuando se te presente la oportunidad de comer en exceso y toque tomar una decisión, sabrás hacerlo de manera consciente. Y si aún así decides hacerlo, lo harás aceptando las consecuencias. Conscientemente.
Ser regular en el ejercicio que haces
Uniendo el punto anterior con este, podrás ser capaz de escuchar a tu cuerpo. Las mujeres no somos estáticas, si no más bien un ciclo en constante movimiento.
Aprender a escuchar lo que te pide tu cuerpo significa darle el movimiento que cada día necesita, escuchando siempre sus sensaciones y sentimientos.
El cuerpo necesita moverse cada día, ya sea con ejercicios suaves o con otros más intensos. Busca algo con lo que realmente disfrutes y regálale a cuerpo un momento a solas para vosotros 🙂
Alimentación consciente
Ya sabes que soy una auténtica defensora de la alimentación consciente. Admirar los colores de las frutas y verduras, agradecer por los nutrientes que me brindan, saborear las fusiones de distintos sabores…
La experiencia de la alimentación consciente te ayudarán a apreciar y valorar aún más lo que comes y cómo te hace sentir, tomando mejores decisiones a la hora de elegir tu menú.
Aceptar tu cuerpo
Aceptar proactivamente tu cuerpo es otro de los compromisos que puedes tomar contigo misma. Admirar aquellas partes a las que tienes miedo observar, aceptar que cada parte es como es y está bien así, te ayudará a fortalecer tus pensamientos positivos.
Y cuando un pensamiento boicoteador aparezca, sabrás como convertirlo en pequeñito, pequeñito, como un globo que se deshincha, hasta hacerlo desaparecer.
Recuerda que esto lo haces por ti, porque te aceptas y te quieres desde lo más profundo de ti misma.
Me encantaría que me contaras si ya usas algunos de estos enfoques reactivos y proactivos para estar en paz con la comida.
Si quieres mejorar tu relación emocional con la comida, te ayudo a hacerlo.
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