13 Jul NO CAMBIES TU ALIMENTACIÓN AHORA, HAZLO DESPUÉS DE LAS VACACIONES
Si estás pensando en cambiar tu alimentación, puede que una vocecita dentro de ti te diga que mejor esperes a después de vacaciones.
Total, así podrás ir de exceso en exceso este verano sin remordimientos, y ya de cara al nuevo curso ponerle “solución”.
¿Sabes cómo se llama esto? Procrastinar. Y es el hábito que se ha cargado más sueños en este mundo.
Déjame decirte algo: si estás pensando en transformar tu estilo de vida, hoy es el mejor día para empezar los cambios que te harán sentir muchísimo mejor.
Si tienes malas digestiones, hinchazón, sobrepeso, agotamiento, falta de energía y cero vitalidad, las vacaciones pueden ser el mejor momento para comenzar el cambio.
¿No me crees? Sigue leyendo 🙂
¿Qué hay detrás de la procrastinación?
La procrastinación es uno de los mayores enemigos de nuestras metas y de nuestros sueños. Todas la hemos experimentado alguna vez y muchas personas han literalmente pasado décadas de su preciosa y única vida “procrastinando” o aplazando los sueños que tenían desde la niñez.
El primer paso para dejar atrás la procrastinación es detectar qué es lo que verdaderamente se esconde detrás de ella. Aquí tienes las 8 principales causas:
- Pensamiento en el futuro: generalmente sobreestimamos la creatividad y la motivación que tendremos “mañana”: “empezaré la dieta tras las vacaciones”, “no puedo comer sano el día de mi cumpleaños, empezaré mañana”, “después de Navidad empezaré a comer mejor”. ¿Te resultan familiares estos argumentos? Pues son técnicas de procrastinación que se apoyan en la falsa creencia de que tendremos más motivación y estaremos más preparadas para hacer las cosas en un futuro más o menos cercano que ahora.
- Dependencia en nuestro estado de ánimo: creemos que necesitamos tener un estado de ánimo adecuado para empezar un proyecto o idea y llevarla a cabo de forma exitosa: “estoy muy estresada en el trabajo ahora, no puedo pensar en comer bien”, “estoy de mal humor, no es un buen momento para empezar una dieta”. La realidad es que, si esperas a estar del humor “adecuado” para empezar a comer sano, es muy probable que, si alguna vez empiezas, lo dejes cuando tu estado de ánimo cambie.
- Pensar en 2 dimensiones: esto ocurre cuando intentamos hacer frente a todo el objetivo de golpe: el principio, la parte de en medio y el final. Por ejemplo, considerar los 25 kilos que tenemos que perder como un paso único y grande. Si no descomponemos nuestro objetivo final en objetivos más pequeños y manejables e identificamos las acciones que hay que hacer inmediatamente, podemos caer en la procrastinación porque no tenemos prioridades. Por ejemplo, podemos descomponer nuestro objetivo de perder 25 kilos y comer limpio en: primera tarea, eliminar toda la comida basura y poco saludable de nuestra nevera y despensa. Este es un objetivo manejable y claro. Después de esto se puede crear una lista con 20-30 tareas manejables y hacerlas 1 a 1: dar un paseo de 30 minutos, hacer una ensalada, revisar en mi diario mis antiguas creencias limitantes…
- Perfeccionismo: el perfeccionismo no es bueno. La necesidad de hacerlo todo perfecto supone metas a veces inalcanzables y nos conducen a la procrastinación. El miedo a fallar y a cometer errores nos paraliza, así como el miedo a hacer el ridículo o decepcionar a alguien hace que las metas se pospongan en el tiempo pensando que cuando llegue la nueva ocasión lo intentaremos más duramente y así el ciclo empieza de nuevo. La creencia de o todo perfecto o nada es una de las más perjudiciales.
- Miedo: el miedo genera procrastinación cuando esperamos que evitando algo que tenemos que hacer este proyecto desaparezca. Al final fallamos en conseguir las cosas porque al retrasarlo todo llega un momento que nos sentimos totalmente sobrepasados. Se confirma así nuestro miedo y fallamos, cerrándose el círculo vicioso.
- Confusión en valores y metas: cuando no tienes claro por qué estás haciendo algo, al final no lo haces. SI tus metas no están alineadas con tus valores, seas o no consciente de éstos, hay más probabilidad de que acabes procrastinando. Por eso es tan importante definir correctamente los objetivos y las metas.
- Indecisión: a veces tenemos tantas ideas y planes que nos atascamos porque no sabemos qué hacer primero. ¡El mejor enfoque es hacer algo! Y si luego la elección no parece la más apropiada simplemente se cambia.
- Premiar la procrastinación: las recompensas pueden ser uno de los orígenes de la procrastinación. Por ejemplo, la recompensa de dormir 30 minutos más cada mañana hace que no hagamos deporte matinal, la recompensa de tomar un trozo de queso retrasa nuestro objetivo de comer sano. Siempre es menos doloroso eliminar estas recompensas a corto plazo que tener que hacer frente a los efectos a medio/largo plazo.
Técnicas para eliminar la procrastinación de tu vida para siempre
El primer paso es identificar el verdadero motivo por el que estás procrastinando. Y sí, por si te lo estás preguntando, pueden ser uno o varios.
Una vez puesta conciencia sobre ello, puedes empezar a poner en práctica algunos tips. Para ello, te invito a coger papel y boli y hacer el siguiente ejercicio.
Anota en media hoja las diferentes formas en las que has procrastinado en los últimos años, especialmente las que tenían que ver con conseguir un mayor bienestar físico, mental y emocional. Haz un listado de todas esas situaciones.
Cuando ya lo tengas, reflexiona sobre qué se escondía detrás de ello. Ya sea miedo, perfeccionismo, pensamiento en el futuro…
El objetivo de este ejercicio es que encuentres un patrón, que puedas identificar realmente qué es lo que te lleva a procrastinar y te aleja realmente de lo que tú quieres en tu vida.
El siguiente paso es utilizar la otra mitad de tu hoja para anotar tus objetivos de salud y bienestar, y descomponerlos en ideas pequeñas y manejables.
Te pongo un ejemplo para que lo veas más claro: si tu objetivo es poder caminar sin ahogarte, ideas pequeñas y manejables pueden ser comprar unas zapatillas de deporte cómodas, empezar a salir a caminar todos los días 15 minutos al despertar, anotar en un cuaderno las sensaciones que llegan cada día después de andar y tu evolución…
Esto te ayudará a ir consiguiendo pequeñas victorias que te motivarán y con las que procrastinar dejará de ser una opción.
Por último, vamos a por el reto: anota 5 ideas que vas a implementar durante estas vacaciones.
Por ejemplo:
- Caminar todos los días al despertar 15 minutos.
- Beber 2 litros de agua pura al día.
- Agradecer cada noche por 3 cosas buenas que te hayan pasado ese día.
- Comer una ensalada al día.
- Leer al menos 3 páginas de un libro de desarrollo personal o bienestar.
Son solo ejemplos para inspirarte, pero como ves la idea es empezar con pequeños cambios hoy mismo, sin tener que esperar a mañana para hacerlo, y mucho menos a que se acabe el verano.
Te aseguro que si empiezas hoy, mañana te lo agradecerás a ti misma infinitamente.
Recuerda que no hace falta que todo sea perfecto: como en todo, buscamos el equilibrio. Si un día tus antiguos hábitos se hacen protagonistas, no tienes por qué dejar de lado tus objetivos. Simplemente, al día siguiente, retoma por donde lo dejaste.
Y por supuesto, si quieres puedes pasar a la acción hoy mismo y hacerlo acompañada con un plan individualizado y adaptado a tu caso. En mis sesiones de coaching nutricional encontrarás el apoyo que necesitas para hacerlo de la mejor forma posible.
Mira aquí la información de mis sesiones de coaching individual.
Cuéntame, ¿qué metas te has puesto para este verano? Me encantará leerlas.
No Comments