29 Jul ¿Te preocupa comer algo que te haga subir de peso? Los peligros de la mentalidad de dieta
Llegas a un restaurante. Abres la carta y empiezas a descartar opciones, una tras otra. Nada te convence porque todo está en tu categoría de alimentos prohibidos. Crees que cualquiera de las elecciones te harán subir de peso, y entonces te agobias. Porque sabes que te debates entre dos opciones: o eliges algo que te hará sentir culpable o bien renuncias a lo que más te apetecería comer en ese momento.
Y de esto es precisamente de lo que te quiero hablar hoy: de culpabilidad, renuncias y prohibiciones.
En muchas ocasiones, tal vez podría decir que demasiadas, me encuentro con clientas que en sus primeras sesiones me dicen: “Eva, si como algo de eso subiré de peso”. Si tú también te encuentras atrapada bajo este pensamiento, tengo algo que contarte.
La mentalidad de dieta
¿Por qué nos preocupa tanto subir de peso? Las dietas están a la orden del día y cada vez son más las que se apuntan a las dietas milagro que producen tantos desajustes.
Probablemente, detrás de este miedo se encuentre la cultura de la dieta. Hemos interiorizado casi a nivel subconsciente mensajes como que estar gorda es malo, ser gorda no es sexy, es imposible ser gorda y ser feliz, hay que restringir ciertos alimentos para evitar engordar, el peso es únicamente el resultado de la alimentación, por lo que si estás gorda es porque quieres… y así podría seguir hasta el infinito.
Lo único que quiero comentar de estos mensajes es que son falsos. La única utilidad que tiene interiorizar estas afirmaciones es la de pensar que el cuerpo es un problema.
No es de extrañar que el significado interno que tiene para nosotras estar delgadas, con unos medios de comunicación inundados de imágenes irreales, termine conduciendo irremediablemente a la mentalidad de dieta. E inevitablemente nos dediquemos a juzgar a nuestro cuerpo.
Y sí, hablo en primera persona del plural, porque que levante la mano quién no lo haya hecho nunca. Nos permitimos el lujo de opinar de manera destructiva sobre nuestro cuerpo, mermando nuestra autoestima y saboteando cualquier intento de querernos bien.
Esta semana he compartido con algunas de vosotras en mi cuenta de Instagram una imagen de mis pies. Durante muchos años consideré que no eran dignos de ser mostrados, hasta que la vida me demostró lo valiosos y bonitos que eran en realidad.
La mentalidad de dieta no nos deja ver lo valioso y bonito que es nuestro cuerpo. Cuando entiendes que el cuerpo no es un problema que debe resolverse, puedes dejar de buscar la pérdida de peso perjudicial y aprender a tener una relación más sana con tu cuerpo.
Cuando eres amable contigo y con los alimentos, fortaleces tu autoestima y entonces puedes tomar mejores decisiones acerca de lo que realmente es bueno para ti. Y lo del peso será entonces un efecto secundario.
Suena bien pero ahora te preguntarás: ¿por dónde puedo empezar?
Conviértete en tu incondicional
El primer paso cuando detectes que te preocupa comer algo que te haga subir de peso es recordar que eres tu incondicional.
Incondicional no admite limitaciones ni condiciones. Esto significa que te quieres por encima de cualquier regla absurda que guardes en tu mente y que tu cuerpo es bonito así, tal cual está. Lo es porque tú lo ves cada mañana, es tu vehículo para moverte hacia cualquier lugar que desees y como tal debes honrarlo.
Cuando hayas interiorizado este concepto, podrás empezar a darte permiso incondicional para comer lo que quieras. Sin culpa y sin mentalidad de dieta. Cuando te concedes este permiso, dejarás de decir cosas como:
- Como esto porque me lo merezco.
- Hoy he tenido un día duro y me lo he ganado.
- Puedo comerlo porque mañana empezaré la dieta.
- Comeré esto y después saldré a correr 2 horas.
- No puedo comer esto porque me hará subir de peso.
- No me lo puedo permitir porque no es saludable.
Todas estas frases pasarán a la historia porque no hay cosas que debas o no debas comer, no tienes que pagar por ese alimento y tampoco hay alimentos prohibidos.
¿Y sabes lo que ocurre cuando te das este permiso incondicional? Que la comida pierde su poder. Deja de tener control sobre ti y entonces puedes hacer las paces con ella.
Cuando lo haces, podrás explorar esos alimentos que tienen un sabor delicioso, pero que si comes de más te hacen sentir hinchada o te causan indigestión y podrás detenerte antes de que eso ocurra porque sabes que esa comida estará para ti la próxima vez que la desees. Sin condiciones.
Si le quitas el poder a la comida, podrás empezar a escuchar a tu cuerpo y sabrás cuando tienes hambre real, cuando estás llena y cuando es el momento de parar.
El permiso incondicional para comer no significa que debas comerlo. Recuerda que no hay condiciones: puedes hacerlo, sin culpa, pero no es necesario que lo hagas. Es, sencillamente, una elección.
Aprender a quererte incondicionalmente te enseñará a tomar mejores decisiones. Podrás elegir basándote en lo que sabes que es bueno para ti, lo que te sienta bien y te hace revitalizar en lugar de en lo que está prohibido.
En este proceso, comenzarás a confiar en tu cuerpo y él en ti. Tu mentalidad se empoderará y tus decisiones serán cada vez más naturales, sin forzar absolutamente nada. No conozco nada mejor que el amor incondicional para sentirte bien.
Si en este momento sientes que necesitas mejorar la relación que tienes con tu cuerpo pero te sientes un poco perdida, recuerda que puedes contar con mi acompañamiento para conseguirlo.
¿Eres de las que les preocupa comer algo que te haga subir de peso? ¿Piensas que darte permiso incondicional para comer lo que quieras te ayudará a sentirte mejor? Me encantará saber qué es lo que opinas.
Lorena Gaviria
Posted at 03:22h, 30 abrilGracias por compartir esta información.
Eva Bargues
Posted at 18:21h, 14 mayoGracias a ti Lorena.
Un abrazo
Eva